Pepe Ortiz Benavent

Algo Inesperado

 –..¿Qué diablos es eso?...
La noche se iluminó como si fuese de día, y al instante sentí un temblor por toda la casa, como un terremoto.
Estaba aturdido, me dolían los ojos y no podía aclarar mis ideas. Me vestí rápidamente e intenté despejarme en aquella confusión que poblaba mi mente.
Algo había caído del cielo enfrente de mi casa, en aquel momento supuse que sería un meteoro o algo similar, estaba equivocado.
Cogí una linterna y salí de la casa dispuesto a comprobar que había sucedido, Loki (mi perro) salió antes que yo entre ladridos de desconfianza y gemidos de miedo, en cierta forma yo me sentía igual.
Al salir por la puerta avancé unos metros sin lograr discernir nada al mi alrededor, entonces me fijé en mi perro y la dirección a la cual dirigía sus ladridos, fue entonces cuando conseguí ver humo, en la parte izquierda de mi terreno, mucho más lejos de lo que en un principio imaginé que se había estrellado el meteoro.
Me dirigí a la fuente del humo con mucha calma, aunque por dentro lo único que sentía era nerviosismo y miedo, estaría a unos 200 metros de mi casa, pero me costó bastante tiempo llegar dado que la onda expansiva había removido todo el terreno, haciendo la tarea de llegar mucho más complicada, eso sin añadir que era de noche y apenas disponía de la visibilidad que me otorgaba mi pequeña y barata linterna a pilas.
El sudor me recorría la cara y el cuerpo cuando apenas me faltaban unos metros para llegar a lo que parecía una especie de cráter, aunque en esos momentos no podía ver lo que se había estrellado. Eso hizo que mi cerebro empezara a delirar con ideas absurdas que no mencionaré.
Una vez llegué al cráter, un poco agotado y con Loki a mi lado, casi tan temeroso como yo, sentí que el tiempo, la realidad, o la existencia de todo, se detenía. Mi cuerpo se paralizó automáticamente y me mente racional se colapsó ante aquella visión, propia de un relato de Ciencia Ficción.
No puedo recordar cuanto tiempo transcurrió desde que me paralicé, tal vez fueron segundos, o quizá minutos, hasta que reaccioné y, por puro instinto de hombre… salí corriendo.
Llegué casi exhausto a casa y cerré la puerta con llave. Descolgué el teléfono y llamé a la policía, pero colgué en cuanto respondieron.
El miedo se había tornado confusión, que se reflejaba en indecisión. No sabía qué hacer o como actuar, y estuve pensando en ello un largo rato, o eso me pareció.
Hasta que me di cuenta de algo, y entonces maldije mi propia estupidez…
En el momento en el que el miedo se apoderó de mi ser y eché a correr, dejé a Loki atrás, me olvidé por completo de él. Fue entonces cuando decidí actuar, con valor renovado y con más decisión salí de casa, en busca de mi querido perro.
Lo llamé con toda la fuerza de mis pulmones, pero sabía que no acudiría a mi llamada, y así fue. Eso significaba que todavía se encontraba en el cráter, atento a la nave espacial que se había estrellado..
Con bastante apuro me volví a dirigir al cráter, sin dejar de llamarlo. Sentía mis pulsaciones a mil, parecía que me iba a estallar el pecho, me temblaban las piernas, y ahora mi sudor era frío.
Llegué al cráter y pude observar la nave con más claridad, ya que ahora apenas salía humo de ella. Ahí se encontraba Loki, que parecía estar inspeccionándola con su olfato, asique me apresuré a descender por el enorme cráter y reunirme con él, que se mostró indiferente a mi llegada. La nave sin duda era de origen extraterrestre, estaba hecha de material metálico, de un color oscuro, y se podía sentir el calor que irradiaba.
Su forma era totalmente circular, y estaba parcialmente enterrada debido al impacto. Toda la tierra a su alrededor estaba quemada. Seguimos inspeccionando la nave, cuando de repente Loki empezó a escarbar la tierra, había encontrado a alguien.
El corazón me dio un vuelco, ¿estaría soñando? ¿era todo aquello real? Contuve el aliento ante la posibilidad de estar frente a un extraterrestre, mientras Loki seguía escarbando…
Pude ver una cabeza, seguido de un rostro, y de un cuerpo. No recuerdo que sentí en aquellos momentos, pero es algo que uno no termina de creerse, llegas a preguntarte si te has podido volver loco.
La cabeza no tenía ni rastro de pelo, era ligeramente más grande a la de un humano. Pero su rostro sí que era muy familiar, los ojos eran completamente humanos, aunque estaban más separados de lo normal, y no tenía cejas. Su nariz era pequeña, al igual que su boca.
Vestía una especie de mono de un color gris oscuro, que se le ceñía al cuerpo, con lo cual pude apreciar su delgadez, realmente parecía un niño, ya que no mediría más que cualquier crío de 8 años.
– San.. santo dios.. – logré balbucear–
El extraterrestre sin duda estaba vivo, Loki y yo nos quedamos absortos al ver como abría sus ojos, de un color muy claro, casi blanco y sin pupilas, y nos empezó a mirar fijamente a ambos, que no supimos como reaccionar.
Al cabo de unos instantes de indecisión, ayudé a la criatura a incorporarse, increíblemente el extraterrestre no parecía estar herido, pero tenía que asegurarme.
– Estás herido? – Pregunté con total convicción de que no entendería mis palabras-
– Estoy bien, gracias – Su respuesta me dejó patidifuso.. su voz rezumaba agradecimiento – La nave ha tenido problemas gravitacionales y el impacto ha sido inevitable, vuestro ejército no tardará mucho en llegar.. – Volvió hacia mí sus ojos claros – debes esconderme en lugar seguro, humano.
–¿Qué? – Fue lo único que se me ocurrió responder.
–Por favor humano, soy consciente de que esto no le debe ser fácil de aceptar, pero es de suma importancia que colabore, su ejército está muy cerca, y se nos agota el tiempo.. tiene que esconderme donde nadie pueda encontrarme en varios de sus días, y por supuesto, nadie debe saber de esto.
– Está bien.. está bien ¿a cuánto está el ejército de llegar? – El extraterrestre señaló dirección norte, donde en el cielo se podían apreciar unas pequeñas luces que se acercaban lentamente – joder.. puede andar?
–Si.. eso creo. –Seguía mirando las luces aproximarse.
–Entonces démonos prisa, conozco un lugar cerca de aquí, pero no nos será fácil llegar a el – Los tres nos pusimos en marcha y nos dirigimos al lugar, todavía no podía creer lo que me estaba ocurriendo esa noche.
El lugar era una pequeña cueva natural que estaría a un quilómetro del impacto de la nave. Que yo supiera Loki y yo mismo éramos los únicos conocedores de esa cueva, que además estaba bien escondida, con lo que era el lugar perfecto para llevar al extraterrestre. El ejército sin duda había llegado al lugar donde se encontraba la nave, se podía ver a lo lejos por lo menos una decena de helicópteros militares alrededor del cráter, y a los soldados descender de estos.
–Este es el lugar, es el sitio más seguro al que podía esconderte.
–Creo que será útil, de nuevo gracias– se adentró en la cueva con cierta dificultad– Ahora debe volver a su casa y no mencionar nada de mí, espero que entienda que no sólo mi seguridad está en peligro, usted es un testigo directo y querrán interrogarle, no diga nada de lo que ha pasado o de lo contrario…
–Entiendo, no hace falta que me explique las implicaciones que todo esto pueda tener.. joder como me pueden pasar estas cosas a mi?!!
–No pierda más tiempo humano, y no se preocupe por mí, no tardarán más de dos días en recogerme – Sacó un extraño aparato de su muñeca y apretó un botón que seguidamente se iluminó.
–De acuerdo.. – me dirigí corriendo junto con Loki a mi casa, donde se encontrarían más de treinta militares que rápidamente se percataron de mi presencia.
Después de aquello nada volvió a ser lo mismo, desconozco si encontraron al pequeño extraterrestre, que, como predijo, me interrogarían posteriormente. Al cabo de unos días me obligaron hacer un pacto de silencio, y de esta forma los medios solo pudieron rumorear, parece que la verdad nunca saldrá a la luz… o si?

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Published on e-Stories.org on 01/03/2011.

 
 

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