Maria Teresa Aláez García

Excursión a Isla Plana, Cartagena.

 

Durante este fin de semana estoy actualizando las últimas historias que están sin completar y corrigiendo errores en todas las páginas. Cuando este aviso se elimine, ya se habrá terminado. En concreto esta historia, Camino1, Inmensidades, la de la realidad y la de los sentimientos qué están incompletas. En cuanto a los poemas no, no se cambiarán. En todo casi si se corrige rima se pondrá debajo el poema corregido conservando el original. Gracias por su atención.

Acudimos mi padre, mis hermanos pequeños, dos personas del grupo de espeleología de mi padre y yo a las afueras de Mazarrón, en Isla Plana, en Murcia, para visitar varias cuevas. En esta ciudad sí tengo vividas muchas historias románticas y una de ellas, por cierto, relacionada con las estrellas, pero no la contaré aquí, la dejaré para mi biografia.

 

De una de esas grutas posiblemente se haya oido hablar: se trata de la cueva del Agua, o cueva del Lago, tristemente famosa porque hace relativamente poco fallecieron dos policias dentro, dos submarinistas, que intentaron buscar la salida al mar.

 

http://personal.telefonica.terra.es/web/cuevadelagua/

http://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1996/04/04/ultima/100422.html

 

Fuimos también a ver dos cuevas llamadas Surgencia Húmeda y Surgencia Seca. El recorrido que seguimos, más o menos, se muestra aquí.

http://www.cocin-cartagena.es/maza0512.htm

 

Nos quedamos a dormir en medio de esa rambla que se  nombra en el texto.

 

 

La rambla es un espacio muy abierto. Yo padezco de agorafobia, terror a los espacios abiertos - ahora sé que es por que al estar en medio de un gran espacio abierto se produce en todo ser vivo una desorientación que en mi caso debe de ser mayor, aunque a mi me sigue dando mucho miedo estar en medio de un espacio de cemento o de metal sin nada encima de mi, sin principio ni final, como los enormes canales de agua que hay en Cartagena y que dirigen el abastecimiento de agua potable hacia la ciudad. Imaginando la canalización de todo un rio para abastecer una gran ciudad, cómo será el entramado de canales y el espacio que abarca... inmenso.  Y dos niñas pasando por encima de todas esas enormes tuberías, en el interior de las cuales puede vivir una familia entera....- Asi que durante el dia, tengo terror a ponerme en medio de uno de esos espacios. Pero en la noche, donde la oscuridad real ampara a las almas débiles o indefensas, aunque tortura a las que son negras como su mismo desconocimiento, no tengo miedo. Me siento más a mi aire.

 

En la rambla hay árboles de diversos tipos: carrascas, almendros. El recorrido entre la cueva del agua o del lago y la rambla, lo hicimos caminando y mi padre, mi hermano y los dos chicos se ventilaron un litro de tinto al son de la siguiente canción: "Mi abuelita me enseña un cantar, la que se ve a armar, la que se está armando. Tómate un trago. Ahora un traquito. Otro más grande. Otro más chico.". Para poder hacer noche en medio de la rambla, nos llevamos mi hermano y yo dos mantas de casa. Cosa curiosa. Mi hermana prefirió descansar al lado de mi padre y mi hermano se quiso venir a dormitar conmigo. Es menor que yo, no penseis mal. Edificamos un túmulo de arena de cerca de 2.5 por 2 m. que estuvo bordeado por una pequeña cuneta de 30 cm de profundidad y ambas mantas colocadas encima, todo ésto cerca del fuego para que no vinieran animales rastreros a dormir con nosotros: ya conoceis esas historias de las serpientes que comparten saco con un excursionista que no vuelve a realizar una excursión en su vida.

 

Yo extraño mucho la cama, así que no podia descansar. Estaba oscuro, creo que la luna estaba en uno de los cuartos. Se escuchaban los sonidos de las lechuzas, sobre todo, unos gritos que me parecian de una persona que huia despavorida, pero me aseguraron mis compañeros que eran animales. Los imaginaba encima de aquellos pequeños árboles, observándonos.

 

Para tranquilizarme, me quedé mirando hacia el cielo. Ya no pude dormir. Habíamos situado el túmulo de manera que quedaba alineado paralelamente a la dirección de la rambla, no perpendicular, así que observando el cielo evidencié, no sé cómo explicarlo, el movimiento de la tierra. A mí me daba la impresión de estar subida en uno de esos barcos que hay en las atracciones que se balancean de un lado al otro. O en uno de esos barcos con fondo de cristal donde la persona conoce que es ella misma la que se mueve mientras que ve pasar el paisaje que permanece estable ante nuestro movimiento. Del mismo modo miré hacia delante. Había estrellas. Empecé a recorrer con la vista el cielo hacia atrás y ví un trecho del cielo que parecía estar vacio pero oscuro, porque el acercamiento a la luz del sol ya no permitía ver más estrellas. Mas adelante, el cielo comenzaba  a aclararse, porque nos ibamos acercando hacia el sol.

 

Y me pareció que el cielo era una de esa serie de imágenes que hay en una secuencia de películas y nosotros viajábamos en el proyector. La tierra seguia dando vueltas y nos iba llevando hacia el trecho de cielo que ya no tenia estrellas. A continuación nos seguia llevando hacia el trecho donde el cielo empezaba a verse con más claridad y se iba difuminando la noche, iba desapareciendo la oscuridad.  Para acabar llegando al cielo gris del amanecer, ese cielo que me parece tan frio, tan antipático y que va llevando a los seres humanos a la realidad de otro nuevo dia.

 

 Pero si miraba hacia delante, a mis pies seguian viéndose las estrellas. Y Detrás de mi cabeza aparecia el sol.  Me encontraba en medio de la trayectoria entre dos puntos de destino.

 

Entonces sentí que habia compartido con el universo el movimiento de mi planeta.

 

 

 

All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Maria Teresa Aláez García.
Published on e-Stories.org on 10/03/2008.

 
 

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