José Luis Remualdi
RESERVADOS
Con musa que me retumba
cascos en el numen mío
me hago ley del pinguerío
entre sus crines, que zumba
al dar pedestal o tumba
a jinetes que subrayo.
Si a la raza equina fallo
por asociarle, letales,
fuerzas, cosas o animales,
perdón pido a los caballos.
Es viento con remolinos
aquel bagual reservado
con un jinete enredado
en sus briosos torbellinos
como abriéndose caminos
contra fuerzas invisibles.
Va el jinete por posibles
sustento y notoriedad,
va el bagual por libertad
y seguir siendo invencible.
Los palenques numerados
son las bases de despegue
del criollo que se la juegue
a montar potros lanzados
a volar descontrolados
que no hay cristiano seguro
sobre esas 'naves' de duro
curso de rumbo impreciso,
que aterrizan de improviso
al que no triunfe de apuro.
Nobles brutos respetables
que saltando ‘danzarines’
se arquean como delfines
pero no tan amigables;
como tampoco es amable
el suelo, ni por asomo,
pa'l criollo que como plomo
cae en modos tan diversos
que a veces ni Cruz ni versos
le recomponen el lomo.
En fin, de puro baguales
conservan lo de orejanos
además que los paisanos
se ocupan de recordarles
que no deben ser tratables
y conservarse matreros
aunque vivan en potreros
y atendidos con largueza.
Son símbolos de proeza
y patrimonio campero.
Y me voy viendo el destello
en el ojo de un tobiano
que alertó un vuelo cercano
de perdíz y lo hace bello.
¡Jue pucha!, parece un sello
que la tradición estampa
otro pingo allá en la pampa
vertical y manoteando
como en el aire tallando
hacia la luna una rampa.
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Published on e-Stories.org on 04/16/2018.