Maria Teresa Aláez García

E.T. el extraterrestre.

E.T. the extraterrestrial. Musica de John williams. http://es.youtube.com/watch?v=oBxi7Mu0HYM
Trailer de la pelicula en inglés. http://es.youtube.com/watch?v=QoqaV73_K7A
 
Mi hijo me ha enseñado otra de sus lecciones importantísimas.
 
La primera fue el amor. No he visto ni he sentido en mi vida, un amor y una preocupación más inter/desinteresada que la de mi hijo. Un hacer y no dejar hacer, un vigilar constante pero déjame crecer, un dónde te has metido pero no me busques, un quiero estar contigo pero sin tí, un enséñame a madurar pero quiero hacerlo yo por mí mismo.
 
Y un aunque yo crezca, siempre serás mi mamá.
 
La segunda y muy importante lección, es la de los puntos de vista.

El sábado tuvimos la oportunidad de ver la pelicula "E.T. el extraterrestre". Tras el éxito de "Encuentros en la primera fase", para un chaval como él que involucra su corazón en el motor de coches, motos, camiones y trenes - ahora de naves espaciales y cohetes - consideré que no sería malicioso el ver a un extraterrestre de goma y cartón piedra, cables y plásticos, confraternizar con un niño.
 
Craso error por mi parte, si el niño es superdotado y además tiene Sindrome de Asperger.
 
Ambos estuvimos pensativos durante la película. Mi hijo iba preguntando durante todo el film lo que iba a suceder. Se escondía en mi pecho, me cogía la mano. Estaba atento pero volvía la vista. Paseaba entre la paciencia de su padre y la parsimonia de su madre intentando encontrar todo tipo de respuestas a lo que veía. Si quienes acompañaban al protagonista extraterrestre eran familiares o no, por qué no le daban de comer, por qué el niño podía sentir como el ser de otro planeta, las maravillas que aquel ser mostraba a los terrestres... su impaciencia por llegar a su casa y llamar por teléfono sobre todo... Mi hijo quería traerse a aquel personaje a casa y llamar él por teléfono y enseñarle su planeta. Quería darle de comer, abrazarle, besarle, quería protegerle, quería devolverlo a su casa con su mamá porque vería que aquel niño tenía angustia por no poder llegar al lugar donde sentiría seguridad.
 
Mi hijo sonrió cuando la niña disfrazó a E.T. con ropas femeninas. Mi hijo se alegró de ver que E.T aprendía a leer. se maravilló del ingenio de E.T. cuando se escondió en el armario y, sobre todo, él que intenta construir motores para sus coches de juguete, motores que lancen sus coches a mayor propulsión, que hagan que sus coches y sus trenes puedan viajar bajo el mar y vencer las corrientes oceánicas, se maravilló de que E.T. construyera su teléfono particular.
 
Mientras tanto, su padre se quedaba medio dormido. Y su madre, filosofaba acerca del parecido de E.T. con el niño protagonista. Tenían el mismo perfil, la misma cara. Nariz respingona, la boca cerrada con fuerza, aspecto serio, barbilla firme, ojos enormes y bien abiertos, rostro expresivo. La madre de Ricard pensaba en la película y el libro de Oscar Wilde, "El retrato de Dorian Gray", donde un joven de la alta sociedad, ante un gato egipcio, deseaba que aquel retrato que su amigo le diseñaba, fuera su propia alma que guardara sus envilecimientos y amarguras, el paso del tiempo, sus desgracias, sus desprestigios, mientras él seguia siendo bello, admirable, amable. La madre de Ricard reflexionaba acerca del poco cuidado que tenia el niño con su alma extraterrestre, a la que al final habia aprendido a amar, cuidar y defender, suponiendo que aceptando - ¿tan joven? - sus propios defectos y virtudes, de tal manera que cuando el chaval se aceptó a si mismo, su alma se liberó yendo con sus compatriotas hacia otro planeta en lugar de sufrir el despiadado ataque que el retrato del joven burgués padeció, llegando incluso a perder la vida el propietario y adquiriendo el retrato su original perspectiva. Y seguía la madre de Ricard, cavilando acerca de cómo algunas personas llevamos en nuestras propias carnes el retrato en tejido vivo. Cómo nuestro ser físico se deforma para advertirnos ante los demás de que nuestra alma corre peligro, de que hay cosas que se nos olvida reparar, como el daño a aquel amigo, la pesadumbre de trabajos que nunca llegamos a realizar o las promesas incumplidas. Y de este modo al reflejar sobre nuestro fisico nuestras deficiencias, salvamos a nuestra alma y la mantenemos pura, impoluta. Quizás al aceptar nuestras deficiencias físicas y las de los demás, nos aceptemos a nosotros mismos y cambiemos la sociedad.
 
Hoy mi hijo tenía terror y no podia dormir. Temia que nosotros, sus padres, le abandonáramos. Temía quedarse sólo y  que nadie le diera de comer ni beber. Se veía indefenso en un lugar desconocido e impotente para poder llamarnos por teléfono o decir a nadie que le fuera a ayudar. Sabiendo él,normalmente, dónde ha de dirigirse en caso de pérdida - cosa que no ocurrirá - tenia una inseguridad espantosa. Y solamente estaba interesado en saber si existian los extraterrestres o si se lo iban a llevar. Tenia miedo de ir al aseo sólo, de ir a dormir sólo, de quedarse sólo.
 
Me cuidaré muy bien, en lo sucesivo, de seleccionar las películas que le pongo a a mi hijo, aunque entienda que él ha de aprender a afrontar estos procesos, para madurar. Pero quizás haya ocurrido por que mi hijo refleja su propia  alma, su propio ser, sin recurrir a aspectos externos para ser él mismo, para vivir su propia vida sin dobleces.
 
Para ser su propio espejo.
 
Nunca sabremos en qué lugar de la realidad podremos aprender una buena lección sobre nosotros mismos.
 
Por tal razón, la existencia del ser humano, por sí mismo y por referencia al otro, es muy importante.
 
Gracias por ello.

Trailer de "Encuentros en la tercera fase" http://es.youtube.com/watch?v=CcHL7mPxZhA

All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Maria Teresa Aláez García.
Published on e-Stories.org on 07/03/2007.

 
 

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