Macario Gallego Domenech

Vivir

~~Vivir.

Iván comenzó a leer el libro que por su cumpleaños le había regalado su intelectual amigo Juan.

Las primeras palabras hablaban del eterno retorno y que todo se ha de repetir hasta el infinito.

Después del primer párrafo sus ojos se negaron a continuar tan sabia lectura y esperó en un duermevela la suave voz de su madre que le recordaba en un susurro que tenía que levantase, desayunar y llevar a su hermana al colegio

Como todas las mañanas lo hizo con lentitud, saboreando cada momento como si de algo nuevo se tratara. Los pies en el suelo le hacían sentir el nuevo día. El frescor del agua al lavarse era su contacto con el mundo. Desayunar con su hermana y llevarla de la mano, era su manera de encontrase consigo mismo.

Cuando se quedó solo, sus pasos lo llevaron al cercano parque donde su amigo lo esperaba.
.
Empezaron su silencioso paseo, pues llevaban muchos años con esa rutina y habían aprendido a disfrutar sus silenciosos pensamientos en compañía uno del otro. Nunca pasaba nada.
.
Pero hoy Iván tenía ganas de hablar. Las palabras del libro le habían dejado un extraño regusto.

- Casi todos los días hacemos las mismas cosas. ¿Tu crees que será eso el eterno retorno?.
- ¿No me digas Iván que por fin te has decidido a leer?
- Solo he leído el primer párrafo y me pareció una solemne tontería. Fue al verte cuando me acordé. A lo mejor no somos los únicos que nos pasamos el día sin saber que hacer.
- Serás tu el que no sabe que hacer. A mi me gusta aprender, pensar mientras paseo.
- Pero eso no es hacer nada. Creo que nos debería dar vergüenza vivir sin dar golpe.
- Te veo muy pesimista. En el fondo lo que has leído te ha resultado más interesante de lo que dices.
- No digas tonterías. ¿Que puede tener de interesante un libro que se titula "la insoportable levedad del ser"?.
- Léelo y luego podrás opinar.
- Creo que empiezo a imaginármelo. El autor debía de estar tan perdido como nosotros y quiso dejar claro que esta vida es insoportable.
- Es posible, pero ¡hay tantas formas de decir las mismas cosas!.
- Rodeos y más rodeos. A ver si va ser verdad lo del retorno.
- Es solo una idea filosófica. Dejará de estar de moda y nadie se acordará de ella. Pero además ¿a ti que mas te da?
- Claro que me da. Esta vida no la aguanto y pensar que lo que queda va a ser lo mismo, no me hace ninguna gracia.

La conversación continuó durante toda esa mañana y muchas mañanas más.

Pasaron los días, los meses y los años. Iván leyó su novela y después muchos libros más. Su vida, como el barco de un marino solitario siguió sin grandes cambios el rumbo de los vientos. Comenzó a trabajar, y se sintió solo con ansias de amor. Se casó y tuvo dos preciosos niños.

 Después de un tiempo el trabajo le aburría y la familia le pesaba. Cambio varias veces de trabajo se separó de su mujer. Luego, creyendo encontrar el ardor perdido volvió a casarse y tuvo dos niñas mas.

Ahora ya estaba jubilado y había vuelto a divorciarse. Tenía ya cuatro nietos y ninguna obligación.

En uno de sus muchos paseos por el viejo parque se acordó de su amigo. De aquella conversación que había cambiado su vida.

- Si Juan, se oyó decir a sí mismo, Nietzsche llevaba razón. Siempre se hacen las mismas cosas, eso, al menos, ha sido mi vida, pero, después de todo, ¡creo que ha merecido la pena!.

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Published on e-Stories.org on 01/24/2015.

 
 

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